Vino desde Pernambuco, pero no es Juninho. Es Brasileño y ganó una liga con el Santos, pero tampoco es Robinho. Se trata de Márcio Ivanildo da Silva, el mediapunta del rival Che en la primera ronda de la Copa de la Uefa, el Marítimo. Sin llamar apenas la atención a nivel internacional, Marcicnho se va cuajando su propia historia colocando ladrillos en el Olimpo que van tejiendo los Dioses del deporte rey.
Pero aunque ponga ladrillos, no nos confundamos, él no es un albañil. Habría que asemejar su aporte al que hacen los arquitectos creativos. Es decir, trazar lo que el míster le dice en el terreno de juego. Eso y más, pues por poseer genes del lugar dónde nace la samba, a nadie le extraña su juegode piernas y su fútbol de salón. Es un mediapunta pasador, de los que encuentran el hueco. Atesora mucha calidad y asiste con humildad a los delanteros portugueses. A pesar de su presentación, el fútbol de Marcinho también guarda muchas contras. Le falta algo letal para su posición, el gol. Y eso que no se lo piensa a la hora de tirar desde treinta metros (siempre con criterio). Tampoco es un líder y si el partido pinta feo, Marcinho se borra como las huellas del éxito.
Comenzó jugando en el Sao Caetano en el que debutó en 2003 con el primer equipo a una edad algo avanzada para el Brasileirao (es de la generación de 1981). Pero eso no le pasó factura y pronto se vio jugando en el Santos, junto a Robinho, Deivid, Ricardinho, etc. Sólo jugó media temporada en el club a la postre campeón de Brasil.
La culpa la tuvo el Marítimo, que se lo trajo en el mercado invernal a Europa. En el club de Madeira a progresado poco a poco y ahora es el líder del ataque y de la afición del Marítimo. Nunca será una estrella del fútbol, ni ganará la Copa de América con su país. Pero en el pequeño estadio Barreiros, los apenas 6000 espectadores de cada domingo siempre disfrutan de su jugador, Marcinho.
Pero aunque ponga ladrillos, no nos confundamos, él no es un albañil. Habría que asemejar su aporte al que hacen los arquitectos creativos. Es decir, trazar lo que el míster le dice en el terreno de juego. Eso y más, pues por poseer genes del lugar dónde nace la samba, a nadie le extraña su juegode piernas y su fútbol de salón. Es un mediapunta pasador, de los que encuentran el hueco. Atesora mucha calidad y asiste con humildad a los delanteros portugueses. A pesar de su presentación, el fútbol de Marcinho también guarda muchas contras. Le falta algo letal para su posición, el gol. Y eso que no se lo piensa a la hora de tirar desde treinta metros (siempre con criterio). Tampoco es un líder y si el partido pinta feo, Marcinho se borra como las huellas del éxito.
Comenzó jugando en el Sao Caetano en el que debutó en 2003 con el primer equipo a una edad algo avanzada para el Brasileirao (es de la generación de 1981). Pero eso no le pasó factura y pronto se vio jugando en el Santos, junto a Robinho, Deivid, Ricardinho, etc. Sólo jugó media temporada en el club a la postre campeón de Brasil.
La culpa la tuvo el Marítimo, que se lo trajo en el mercado invernal a Europa. En el club de Madeira a progresado poco a poco y ahora es el líder del ataque y de la afición del Marítimo. Nunca será una estrella del fútbol, ni ganará la Copa de América con su país. Pero en el pequeño estadio Barreiros, los apenas 6000 espectadores de cada domingo siempre disfrutan de su jugador, Marcinho.
0 comentarios:
Publicar un comentario